Día de la Mujer en la Ciencia: Un largo camino por recorrer

En 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió designar el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. La celebración busca conmemorar y reconocer la trayectoria de todas aquellas mujeres que han contribuido a la ciencia. ¿La razón? Si bien se trata de aportes que han probado ser indispensables para el avance de la tecnología y, con ello, de la humanidad, muchas veces sus contribuciones se han visto relegadas a lo anecdótico.

Es claro que el impacto de la pandemia ha traído consigo cifras muy poco alentadoras para las mujeres científicas, especialmente aquellas que se encontraban en los inicios de sus carreras, pero lo cierto es que la situación también ha presentado oportunidades. La gestión de Tsai Ing-wen en Taiwán; Jacinta Arden de Nueva Zelanda y Angela Merkel en Alemania se han transformado en verdaderos bastiones del liderazgo femenino en tiempos de COVID-19. Pero la lista de pendientes apenas se acorta.

“¡Es importante no desperdiciar la capacidad intelectual de la mitad de la población! Piensen en cuantos misterios más se resolverían si todas las mentes capaces que trabajan en un problema, se duplicaran e incluyeran tanto a hombres como a mujeres.”

-Marla B. Sokolowski, bióloga canadiense-

Figuras como Ada Lovelace, autora del primer algoritmo codificado de la historia; Hedy Lamarr, inventora del “espectro ensanchado”, tecnología que sentaría las bases para el desarrollo del Bluetooth y Wi-Fi; Margaret Hamilton, responsable de escribir el código de vuelo para las primeras misiones Apolo de la NASA, y Grace Hopper, figura clave en el desarrollo del lenguaje de programación COBOL y responsable de acuñar el término “bug” para describir errores de computación son solo algunas de las grandes voces que han sido relegadas prácticamente al olvido. Pero ¿cómo luchar contra estas injusticias?

El rol de la mujer en la ciencia: Un camino que se sigue pavimentando

Actualmente, se estima que sólo tres de cada diez investigadores en todo el mundo son mujeres. Esta enorme diferencia tiene su origen en las primeras etapas del aprendizaje de niños y niñas, donde los primeros suelen ser incentivados a seguir el camino de las disciplinas científicas.

A esta brecha de género, se suma la indiscutible disparidad salarial. Según datos de la UNESCO, las investigaciones lideradas por mujeres reciben una remuneración menor a aquellas dirigidas por sus contrapartes masculinas. Es por esto que, como mujeres en el mundo de las ciencias y la tecnología, es nuestra responsabilidad seguir luchando y abriendo espacios que nos permitan crear mayores oportunidades para las futuras Marie Curie, Frances Allen, Radia Perlman, Katherine Johnson, Justicia Acuña y tantas otras.